El átomo es tan indivisible, inmutable y eterno como la esfera de Parménides. Sin embargo, los atomistas defendieron la existencia de movimiento, pues en el vacío los átomos se mueven y enlazan de muchos modos. Se trata de una metafísica materialista y determinista: todo lo que hay es resultado de la agregación y la combinación de los átomos, que se mueven mecánicamente, es decir, sin logos que los ordene. El nacimiento y la muerte son eso.
Epicuro introducirá el azar en el movimiento atómico para evitar ese determinismo mecanicista que no deja lugar a la libertad, como veremos más adelante.
El atomismo fue fundado por Leucipo, desarrollado por Demócrito, criticado por Platón y Aristóteles y, posteriormente retomado por Epicuro y Lucrecio. Después, en la Modernidad, el determismo materialista se convierte en paradigma de las ciencias físicas, siendo su principal representante filosófico vuestro amigo Descartes. Newton elaborará, en el siglo XVII, un modelo cosmológico mecanicista, dando cumplimiento a la revolución científica moderna.
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